viernes, 31 de julio de 2015

Ciencia ficción al límite

¡Hola a todos!



Hoy os traigo una película que, a pesar de ser relativamente nueva, ya se ha convertido en un clásico. El título en español, Origen, no tiene nada que ver con el título original, Inception. Puede que no haya una traducción perfecta para esa palabra pero, desde mi punto de vista, “origen” no te dice nada acerca de lo que vas a ver en la película. 




Leonardo Dicaprio vuelve a intentar ir a por el óscar con este film de acción y ciencia ficción donde el mundo de los sueños se puede llegar a apoderar del mundo real. Aunque, de nuevo, el óscar se le escapó, el director Christopher Nolan sí logró cuatro estatuillas, o tal vez sería más apropiado decir que las logró el equipo técnico que eligió: a mejor fotografía, mejor edición de sonido, mejor sonido y mejores efectos visuales.


Dom Cobb (DiCaprio) es un experto en el arte de apropiarse, durante el sueño, de los secretos del subconsciente ajeno. La extraña habilidad de Cobb le ha convertido en un hombre muy cotizado en el mundo del espionaje, pero también lo ha condenado a ser un fugitivo y, por consiguiente, a renunciar a llevar una vida normal. Su única oportunidad para cambiar de vida será hacer exactamente lo contrario de lo que ha hecho siempre: la incepción, que consiste en implantar una idea en el subconsciente en lugar de sustraerla. Sin embargo, su plan se complica debido a la intervención de alguien que parece predecir cada uno de sus movimientos, alguien a quien sólo Cobb podrá descubrir. (FILMAFFINITY)



Esta vez cuelgo directamente la sinopsis de Filmaffinity porque es una película un poco liosa de entender. No quiere decir que no se merezca un diez, pero requiere una atención constante. En un universo donde meterse en los sueños de los demás es posible, robar secretos de esos sueños es un delito. Dom Cobb es un experto en colarse en los sueños de la gente, y el único que ha conseguido llevar a cabo lo que llaman origen (Inception en inglés).



Joseph Gordon-Levitt y Ellen Page acompañan a Dicaprio, junto con muchas otras caras conocidas como Ken Katanabe, Marion Cotillard, Tom Hardy... Personalmente, me parece un reparto de lujo aunque ninguno de ellos fue nominado a la preciada estatuilla. La canción Rien de rien, de Edith Piaf, nos acompaña a lo largo de toda la película una y otra vez, pues es la que nuestros personajes utilizan para avisar de que van a ser despertados del sueño en el que se encuentran. Como ya comenzaréis a saber, me vuelven loca las bandas sonoras, así que os dejo un pequeño pedazo de la película en el que suena. 



Tiene muchas escenas increíbles porque los efectos especiales son fantásticos, desde el momento en el que Ariadne dobla el mundo de los sueños de forma que el cielo se convierte en edificios que encajan con el suelo (lo veréis en el vídeo que cuelgo más abajo) hasta la impresionante escena de la patada triple para despertar de los sueños. Sin embargo, mi escena favorita es la del tótem, una bastante tranquila y que ha generado múltiples controversias. Pero para saber de qué hablo tendréis que ver la película. Sólo diré que el tótem es un objeto que cada uno de los miembros del equipo lleva y que les sirve para diferenciar la realidad del sueño. En el caso de Dom, el tótem es una peonza que en el mundo onírico gira sin cesar mientras que en la vida real termina parándose.





Sin más, os dejo con una escena en la que Dom explica a Ariadne (Ellen Page), la arquitecta del proyecto que van a llevar a cabo, cómo construir el entorno en un sueño, una de las mejores a nivel visual.








miércoles, 29 de julio de 2015

No de las más conocidas, pero sí de las mejores

¡Buenos días!


Pensaréis que no sé ver películas cortas, pero si os animáis con la que os traigo hoy entenderéis mi postura. De nuevo una recomendación, esta vez una de hace más de cincuenta años. 

Aunque Audrey Hepburn ha hecho muchas películas y muy buenas (también bodrios como Always, ¿hola? ¿En qué estabas pensando?), Dos en la carretera no es de las más conocidas y es una verdadera pena.


La película juega con los flashbacks y los flashforwards a lo largo de 111 minutos. De ese modo nos va mostrando las distintas etapas en la vida de un matrimonio, desde que se conocieron hasta que comienzan a pensar en la separación. Johanna (Audrey Hepburn) y su marido Mark (Albert Finney) se encuentran realizando un viaje desde Londres hasta la Riviera francesa que les hace recordar los buenos y los malos momentos en su relación, desde sus lados más románticos hasta sus respectivas infidelidades. Este viaje les hace replantearse si desean arreglar sus diferencias o separarse definitivamente.

No sé si el director, Stanley Donen, tenía alguna idea de las relaciones personales de su protagonista, pues Audrey estaba teniendo dificultades en su matrimonio y ésto se refleja en la ficción. De hecho, su divorcio de Mel Ferrer tuvo lugar un año después, poniendo fin a más de una década de películas con su marido, que dejaba mucho que desear tanto como actor como director.

Volviendo a la película, su ritmo deliberadamente lento, saltando de una escena a otra, hizo que el film fuera considerado como experimental en su época. Pero nos hace comprender más el día a día de un matrimonio, el hecho de que la monotonía y las decisiones que en su momento fueron buenas pueden acabar con la más estable de las relaciones. Los diálogos son muy interesantes, y para mí el guión tiene un nueve alto:


- ¿Qué clase de personas son las que pasan horas sin tener nada que decirse? 

- Los matrimonios.






Me hubiera gustado mostraros una escena de la película, pero me conformaré, de nuevo, con la banda sonora. Aunque no me parece de las mejores, es apropiada para este film. 



martes, 28 de julio de 2015

Una tarde de lluvia

¡Hola gente!   


Había pensado comenzar con algún clásico de esos que te hacen pegarte a la tele cuando los echan los fines de semana, como El Padrino o Casablanca, pero al final me he decidido por algo más reciente. Me gustaría hablar de una de esas películas que tienen pinta de aburridas y que te sorprenden gratamente, La teoría del todo. El director James Marsh acertó de pleno con el reparto, el guión y, desde luego, con la banda sonora.



Para los que todo esto les suene a chino, la película narra la vida del famoso astrofísico Stephen Hawking (Eddie Redmayne) desde su estancia en la universidad de Cambridge. Muestra su lucha contra la ELA (Esclerosis Lateral Amitrófica) y su primer matrimonio con Jane Wilde (Felicity Jones) a lo largo de 25 años.




A pesar de ser un drama y de inspirar la lagrimilla en más de una ocasión, no se hace pesada como otras del mismo estilo. El ritmo es lento cuando debe serlo, y rápido cuando conviene, sin sobrepasarse en ninguno de los casos. Te dejan respirar después de las escenas más tristes, mostrándote siempre cosas buenas en la vida de Hawking. Podemos sentir la desesperación de Jane al tener que criar a sus hijos mientras cuida a un marido que cada vez necesita más ayuda para llevar a cabo las funciones más básicas (como comer o ir al baño) pero que no quiere parecer débil. Pero también vemos la impotencia de Hawking al ser atrapado por su propio cuerpo poco a poco.

Desde mi punto de vista, la película se ha basado más en la experiencia de Jane Wilde que del propio Hawking, endulzando la película todo lo posible. Una gran muestra de ello es la relación del astrofísico con su segunda mujer, Elaine Maison, que en la vida real llegó a ser demandada por malos tratos. Por otra parte, se agradece que lo endulcen, porque aún así hay partes de la película bastante duras.



Los productores se han enfrentado al reto de resumir en poco más de dos horas, 25 años de vida de dos personas, y lo han logrado omitiendo gran parte de la información, como suele ocurrir en estos casos. Pero lo han hecho de un modo correcto, destacando los principales hitos en la vida de Hawking y el desarrollo constante de la enfermedad que le diagnosticaron con apenas 20 años.



La banda sonora de Jóhann Jóhannsson nos envuelve a lo largo de toda la película, y para mí se ha convertido en una de mis favoritas. Así que os dejo con una de las sinfonías que se pueden escuchar.


¡Hasta pronto!